RELIGÍON:
Religiones
en Mundo:
1) INTRODUCCIÓN:
Religión, en términos generales,
forma de vida o creencia basada en una relación esencial de una persona con el
universo, o con uno o varios dioses. En este sentido, sistemas tan diferentes
como budismo, cristianismo, hinduismo, judaísmo y sintoísmo pueden considerarse
religiones. Sin embargo, en un sentido aceptado de una forma corriente el
término religión se refiere a la fe en un orden del mundo creado por
voluntad divina, el acuerdo con el cual constituye el camino de salvación de
una comunidad y por lo tanto de cada uno de los individuos que desempeñen un
papel en esa comunidad. En este sentido, el término se aplica sobre todo a
sistemas como judaísmo, cristianismo e islam, que implican fe en un credo,
obediencia a un código moral establecido en las Escrituras sagradas y
participación en un culto. En su sentido más específico el término alude al
sistema de vida de una orden monástica o religiosa.
Es imposible encontrar
una definición satisfactoria de religión o una forma realista de clasificar los
diversos tipos de lo que llamamos religión a causa de las importantes
diferencias de función entre los diversos sistemas conocidos. Un examen y
comparación general de religiones sería por lo tanto engañoso si el material a
evaluar fuera asumido en su totalidad como de la misma naturaleza. Es un
accidente histórico que los primeros estudiosos europeos de culturas extranjeras
o primitivas utilizaran el término religión para denominar un fenómeno
del que sólo tenían un conocimiento rudimentario. Llegaron a la conclusión de
que las otras culturas debían tener instituciones del mismo tipo y papeles que
las que tenían el cristianismo o el judaísmo en sus respectivas culturas.
Afirmaciones y creencias tan arraigadas como prematuras constituyen el origen
de gran parte de tales discrepancias.
Un examen de las religiones
a la luz de los conocimientos más avanzados debe comenzar por lo tanto
limitando el término religión a aquellas instituciones para las que ha
sido utilizado de forma habitual: el judaísmo y sus variantes, el cristianismo
y el islam. Aunque esta limitación resulte algo arbitraria tiene sin embargo el
mérito de facilitar una significación más clara limitándola a instituciones que
tengan numerosos puntos de coincidencia.
El siguiente paso será
examinar las llamadas religiones identificadas en otras culturas, fijando el
grado de equivalencia con el término en su acepción más restringida y
utilizando después nuevos sistemas para clasificarlas cuando no se haya
encontrado correspondencia. Dicha correspondencia no es cuestión de acuerdo o
desacuerdo doctrinal, por ejemplo, en cuanto a nociones de Dios o de conducta moral.
Es cuestión de decidir si las instituciones a las que se ha llamado religiones
tienen la misma función en sus diversos contextos culturales como, por ejemplo,
las que cumple una institución como el cristianismo en Occidente.
Otra dificultad que se
presenta al intentar examinar las religiones desde el punto de vista histórico
es la noción común de la denominada religión primitiva, como forma de
sentimiento y práctica religiosa humana más antigua y elemental. Sin embargo,
no es seguro asumir que las formas no occidentales de cultura que carecen de
desarrollo tecnológico sean por ello representativas de los primeros pasos en
la carrera humana hacia las ideas espirituales. Cuanto más se sabe sobre
diferentes criterios de culturas, más dificultades aparecen para adecuarlas en
un sencillo esquema evolutivo o en un sistema de criterios claro.
Se va a relacionar el
tratamiento de la religión con un informe comparativo de las tres formas
principales de conciencia sobre la relación humana con el universo o la deidad;
una fundada en las religiones primitivas, otra en las religiones definidas de
una forma más común, y la tercera, en los diversos sistemas orientales de
creencias y prácticas que pueden calificarse como 'caminos de liberación'. Los
ritos sociales y morales quedan fuera del ámbito de este artículo.
2) RELIGIONES
PRIMITIVAS:
La diversidad de sentimientos
y comportamientos conocidos como religión primitiva constituyen un tipo de
conciencia que la civilización occidental ha perdido.
A) Mundo
exterior e interior:
El rasgo principal de
la conciencia religiosa primitiva, según se ha estudiado en pueblos polinesios
y africanos, es la ausencia de cualquier frontera definida entre el mundo
espiritual y el natural, y por lo tanto entre la mente humana o ego y el mundo
circundante. El filósofo francés Lucien Lévy-Bruhl llamó a esta ausencia de
límites participación mística, indicando una sensación de fusión entre
el organismo humano y su medio ambiente. Este sentimiento puede describirse
como correspondiente en su campo a la moderna comprensión intelectual de la
interrelación de la humanidad y la naturaleza en la ciencia de la ecología. Una
ausencia de límites similar predomina también entre los mundos de la
experiencia consciente y del sueño, o entre la voluntad individual y las
emociones espontáneas y los impulsos de la psique. Como resultado, el mundo
exterior en su conjunto está cargado de poderes que pueden llamarse mentales o
espirituales. Los objetos materiales, como rasgos estables y comprensibles del
mundo exterior, no existen, ya que todas las cosas parecen comportarse de un
modo tan caprichoso como los acontecimientos en los sueños. Descontrolados,
cuando los contenidos de la experiencia se encuentren en este estado de ánimo,
parecerán tan vivos, misteriosos y fascinantes, así como terroríficos, que toda
la naturaleza se verá bañada por una atmósfera impresionante y misteriosa. El
historiador religioso alemán Rudolf Otto se refirió a una atmósfera así
llamándola 'numinosa'.
B) Atmósfera
numinosa:
En un sentido más amplio,
la atmósfera numinosa está ligada al mundo natural en su totalidad y a cada
objeto dentro de él. Un buen ejemplo puede verse en el sintoísmo, una religión
'primitiva' que se practica actualmente en la sofisticada civilización de Japón.
El término sintoísmo (en japonés, shin, 'espíritu') significa 'el
camino de los dioses' o 'el camino del espíritu'. Según el sintoísmo, cada
roca, animal, o corriente tiene su propio shin o kami (en
japonés, 'dios' o 'diosa'). Sin embargo, es una equivocación llamar dios a kami
en alguno de los sentidos que la palabra tiene en Occidente; de igual forma el
término shin significa 'espíritu' sólo en un sentido muy vago, ya que se
utiliza con frecuencia como una simple exclamación, similar a '¡maravilloso!'.
El sintoísmo no tiene sistema de doctrina, credo, ni ideas religiosas
formuladas; se preocupa por expresar admiración, respeto y temor hacia todo lo
que existe. Esta preocupación implica el tratamiento de cada cosa como si fuera
una persona, no siempre en el sentido de que esté habitada por algún fantasma o
espíritu con forma humana, sino en el sentido de tener una vida misteriosa
propia y autónoma que no hay que dar por supuesto.
Como es obvio algunas
entidades como el sol, la luna, el océano y ciertas montañas y lugares de
peculiar fuerza y belleza parecen cargadas con mayor fuerza de la atmósfera
numinosa que otras. Como la intensidad de lo numinoso es distinta en cada lugar
particular, también los aspectos o cualidades de la atmósfera difieren. Los
antropólogos utilizan a menudo las palabras polinesias mana y tabú
para tipificar los aspectos positivos y negativos de lo numinoso. Cuando
aparece como mana es potente y práctica, pero si lo hace como tabú
es temible y prohibida.
En las religiones primitivas
no sólo las cosas externas y lugares sino también los seres humanos resultan a
veces susceptibles de ser cargados con lo numinoso de una forma peculiar. El
tipo de persona dotada de acceso especial al mana, o aspecto terrenal de
poder en estas religiones, es el chamán o hechicero. Este papel es muy
diferente del sacerdote o pastor en una religión como el cristianismo, ya que
el poder del chamán no tiene un origen tradicional sino personal. Es su propio
descubrimiento particular realizado en solitario a partir de las relaciones con
los sueños.
Lo numinoso es más que
la sensación de temor y misterio en presencia de un mundo extraño. La ausencia
de una frontera clara entre la mente humana y su entorno, en un mundo en el que
tanto los acontecimientos exteriores como los interiores parecen suceder,
provoca éxtasis y miedos. Entre los navajos, por ejemplo, este aspecto
cautivador de lo numinoso es llamado hozon, término referido a una
sensación de intensa belleza y de paz, que puede ser evocada con rituales de
canto, danza y pintura en la arena. Estos rituales de magia compasiva, ya sean
para provocar hozon, lluvia o buenas cosechas, tienen su origen en el
mismo sentimiento de fusión entre el mundo humano y el natural y entre los
acontecimientos de la mente y los del mundo exterior.
C) Ritual:
El ritual tiene un importante
papel en las culturas primitivas, aunque no sea reconocible en sentido alguno
como diferente de la llamada actividad práctica. Es más bien un intento para
influir o armonizar uno mismo con el ciclo de la naturaleza mediante la
representación dramatizada o simbólica de acontecimientos tan fundamentales
como la salida y puesta del sol, la alternancia de las estaciones, el cambio de
fases de la luna, la siembra y la cosecha anual. Además, el ritual supone la
interpretación externa de los grandes temas míticos que en estas culturas
ocupan el lugar de las doctrinas religiosas. El ritual, como aparece en las
religiones primitivas, puede por lo tanto describirse como una forma de arte
que expresa y celebra la significativa participación de la humanidad en los
asuntos del universo y de los dioses.
En culturas donde prevalece
este tipo de sentimiento sobre el mundo, ninguna esfera de la vida es
reconocible de un modo concreto como religión. La religión está tan implicada
en lo cotidiano que es imposible distinguir lo sacro de lo profano. Sólo
aparecen grados mayores o menores de lo sagrado. La religión no existe como
actividad específica y los miembros de estas culturas tendrían una enorme
dificultad para referirse a su religión. No podrían distinguir los rituales
previos a una buena caza de lo que la cultura occidental llamaría pura técnica
de caza. Formas simbólicas de lanzas, barcos y utensilios domésticos no
constituyen para ellos adornos superfluos sino partes funcionales del objeto,
que evocan a mana para su uso práctico.
D) Mito:
Estas culturas tampoco
tienen doctrinas religiosas o conceptos abstractos sobre la naturaleza del
numinoso y su diferencia de todo lo demás. Espíritu es un sentimiento más que
una idea; su lenguaje más apropiado no consiste en conceptos sino en imágenes.
Así pues, en lugar de doctrina religiosa hay mito, o un conjunto asistemático
de historias transmitidas de generación en generación, puesto que estos relatos
representan en forma indefinida el significado del mundo. Según las primeras
interpretaciones antropológicas del mito, como la del antropólogo escocés sir
James Frazer, los dioses y héroes míticos personifican los cuerpos celestes,
los elementos; y los llamados espíritus de las cosechas y los rebaños y los
mitos son explicaciones ingenuas de la naturaleza. Una interpretación posterior
es la aportada por el psicólogo y psiquiatra suizo Carl Gustav Jung, que
sugirió que los mitos se basan en sueños y fantasías que dan expresión concreta
a los procesos psicológicos inconscientes. Según Jung el inconsciente
psicológico, como el cuerpo humano, tiene más o menos la misma estructura en
todos los pueblos. Esta uniformidad justifica los extraordinarios parecidos
entre los temas mitológicos de culturas de todo el mundo que no están
relacionadas entre sí. Estaba convencido además de que esos procesos
inconscientes determinan el desarrollo mental y espiritual de las personas, y
que por esta razón la imaginería mitológica y su representación en el ritual,
es un tipo de sabiduría destinado a consagrar el orden de la vida. Por eso, al
creer que una danza tribal ayuda a la salida del sol, la representación del
rito ofrece a los miembros de la tribu un significado, el de desempeñar un
papel significativo en la marcha del universo en su totalidad.
Una explicación del mito,
en cierto modo similar, ofreció el investigador cingalés Ananda Coomaraswamy en
sus estudios sobre cultura india e indonesia; creyó que los grandes temas
míticos eran parábolas de una filosofía intemporal, un conocimiento intuitivo
del destino y la naturaleza humana que siempre ha estado accesible a quienes en
verdad desean sondear las profundidades de la mente humana. La filósofa
americana Susanne K. Langer sostiene que el mito proporciona el primer ejemplo
de ideas generales y, por lo tanto, de pensamiento metafísico. Según Langer el
lenguaje está mejor capacitado para expresar ideas nuevas por medios
metafóricos que por medios literales. Quizá haya que abandonar la suposición de
que los mitos solar y de la fertilidad son intentos rudimentarios para explicar
fuerzas naturales, como las explica la ciencia. Así como las culturas con mitos
no distinguen entre espíritu y naturaleza, o religión y vida, tampoco
discriminan verdad simbólica o fantasía de verdad literal o realidad. No se
trata de confundir mito con realidad, puesto que la idea de realidad literal
aún no se ha planteado.
3) LAS
RELIGIONES:
Las religiones surgen
en culturas donde sus componentes han desarrollado un fuerte sentido de
diferenciación entre mente humana y entorno natural, conciencia subjetiva y
realidad objetiva, y por lo tanto entre espíritu y materia. Este sentido de
diferenciación va ligado al desarrollo de civilizaciones agrícolas estables,
donde la división del trabajo requiere que los individuos desempeñen papeles
diferentes en la comunidad. En las culturas cazadoras, cada individuo varón es
maestro en todas las artes necesarias para la supervivencia, pero en las
culturas agrícolas se requiere un grado de cooperación mucho mayor entre
individuos con diferentes artes y papeles. Tal cooperación exige a su vez
formas más precisas de comunicación entre las personas y por lo tanto de
convención, o común acuerdo, respecto a los símbolos de comunicación, en
especial a lo que atañe al lenguaje y a su cometido.
A) Lenguaje,
convención y roles:
Un lenguaje es más eficaz
cuanto más amplio es su vocabulario. Un gran número de palabras indica además
un alto grado de conciencia en la distinción entre cosas y entre
acontecimientos diversos. Cada palabra es el signo distintivo de un tipo de
experiencia, y el fundamento de la clasificación consiste en que discrimina
unas cosas de otras. La necesidad de desempeñar diferentes papeles en la
comunidad también distingue a unos individuos de otros y para evitar
confusiones requiere que los individuos se identifiquen con sus deberes. Muchos
nombres, por ejemplo herrero, panadero, sastre, carpintero y calderero,
indicaban en principio roles desempeñados en sociedad. La palabra latina persona
procede del término que confería valor simbólico a las máscaras que
llevaban los actores en el teatro grecorromano, y a su vez cada una de las
máscaras identificaban los papeles que interpretaban los actores. Las personas
desarrollaron una conciencia de su unicidad y separación de los demás, basada
en parte en la aceptación de roles particulares en la sociedad.
La separación de los individuos
por el rol y la creciente percepción de la distancia respecto al mundo por el
lenguaje, se produjo a través de una convención, que es a la vez divisiva y
cohesiva. Sin embargo las convenciones son complejas y se aprenden con cierta
dificultad. Por eso las diferencias pactadas por la sociedad tienen que ser
respetadas, lo mismo que ocurre con los niños, que deben ser disciplinados para
aprender un idioma y para manejar las reglas de los juegos, del protocolo o las
morales. La propia vida de la comunidad depende de la observación de las
convenciones de comunicación. La instrumentalidad de una religión consiste
además en garantizar el sistema completo de convenciones o las reglas de
pensamiento y lenguaje, conducta y rol. Para el judaísmo y el cristianismo la
idea de salvación es inseparable de la idea de pertenecer a una comunidad, la
del llamado pueblo elegido; es decir, la Iglesia, considerada como un conjunto
de miembros o una asamblea (en latín ecclesia) sea Israel o la comunión
de los santos.
Las relaciones entre un
sistema de convención social y un sistema de creencias sobre el universo
requieren una explicación adicional. La convención social incluye recursos como
gramáticas, vocabularios, números y signos, sin los cuales una persona puede
percibir el mundo pero no pensar sobre él. El lingüista americano Benjamin Lee
Whorf sugirió que la estructura del lenguaje, es decir del instrumento de
reflexión de una persona, determina la opinión de ese individuo sobre la
estructura de la naturaleza. Por eso es comprensible que tanto las tradiciones
religiosas semíticas como la indo-aria conciban el universo como si hubiera
sido creado por la palabra de Dios. Si el mundo es explicado, dominado y
descrito por el pensamiento, es natural suponer que haya sido creado por el
pensamiento, y que las leyes de la naturaleza que la reflexión descubre son la
palabra o la ley de Dios, subyacente al mundo como una pauta primordial.
Puesto que una cultura
elabora una imagen coherente y ordenada del mundo, es natural que sus miembros
crean que el poder de lo numinoso que está tras el mundo sea coherente y
ordenado, y que tenga unidad. Su comprensión progresiva de que el orden natural
del mundo tiene un modelo inteligente aparece acompañada de la sensación de que
ellos no inventaron este modelo, aunque lo hubieran descubierto, que alguien
debe conocer en su totalidad. Por lo tanto ellos lo atribuyen a una
inteligencia diferente de la propia. Cuanta más gente aprecia la complejidad
del modelo más se maravilla de la inteligencia que hay en su trasfondo, y a
partir de ahí se comienza a formular una concepción madura de Dios, como un ser
que excede en sabiduría y poder, y que es inmensurable y más grande que
cualquier mortal. De esta forma, contemplando la maravilla de su propia
estructura física, el salmista de la Biblia escribió: 'maravillosa por extremo
es para mí esta ciencia; sublime; no la entiendo' (Sal 139,6).
B) Teísmo:
Religión en este sentido,
es teísmo, sin excepciones. Implica la creencia en un dios personal, vivo y
espiritual, distinto del mundo que ha creado de igual forma que la mente humana
se siente distinta de aquello que conoce. Existen, sin embargo, diversas formas
de teísmo. El Antiguo Testamento muestra un progreso desde henoteísmo (creencia
según la cual existe una deidad suprema y otras inferiores) a monoteísmo
(creencia de que este dios es el único Dios y al que se debe temor y fidelidad
absolutos). Otras variantes son el politeísmo, creencia en muchos dioses
derivada del paganismo y que suele incluir al menos una vaga percepción de que
lo mucho es un aspecto de lo uno; el panteísmo, creencia de que Dios engloba
todas las cosas en el universo (aunque este tipo de creencia sea en la historia
una idea filosófica más que una creencia religiosa); y panenteísmo, una
creencia según la cual cada criatura es un aspecto o una manifestación de Dios,
que es concebido como el actor divino que desempeña a la vez los innumerables
papeles de humanos, animales, plantas, estrellas y fuerzas de la naturaleza.
La religión es por lo
tanto fe comunitaria en, y conformidad con, el modelo que el pensamiento
descubre o ha sido revelado, como voluntad o mandamiento de la inteligencia que
se encuentra más allá del universo. La comunidad se vincula a este modelo como
pauta de vida, que consiste en tres elementos: el credo, el código y el culto.
Credo es la fe en el modelo revelado y en la inteligencia divina que lo
constituyó. Código es el sistema de leyes humanas y morales que cuentan con
sanción y autorización divina, que incluye las reglas de participación activa
en sociedad. Culto es el ritual de ceremonias o actos simbólicos por medio de
los cuales la comunidad pone su conciencia en armonía con la mente de Dios, ya
sea mediante danzas ceremoniales o reconstrucciones dramatizadas de las
acciones de Dios, o por el sacrificio de alimentos celebrados en común por Dios
y su pueblo. La misa cristiana o la comunión procede de este último tipo.
C) Salvación:
La salvación religiosa
es en síntesis la idea de la incorporación a una comunidad divina, a través del
sometimiento a los deseos de Dios. En fases posteriores de la tradición
semítica, la salvación comenzó a englobar la idea de la supervivencia más allá
de la muerte, primero mediante la resurrección milagrosa del cuerpo y después,
como resultado de las influencias griegas, en virtud de la mortalidad inherente
del alma. Sin embargo, la salvación quedaba subordinada y condicionada al
ingreso en la comunidad divina. Después de la muerte, aquellos que no se han
incorporado son proscritos espirituales enviados, por ejemplo, al gehena judaico,
al infierno cristiano o al iblis islámico. Por otra parte, la salvación después
de la vida mortal es concebida como un estado de íntima unión con Dios en el
que, sin embargo, se mantiene la personalidad diferente de cada miembro.
Aunque se considera que
salvarse depende del cumplimiento de una regla de vida, todas las tradiciones
religiosas reconocen que por sus propias facultades las personas no puede
cumplir las condiciones de salvación. Las escrituras hebreas, que judaísmo,
cristianismo e islam consideran de revelación divina, contienen la idea de una
caída inicial, o pecado original, cometido por el primer hombre y la primera
mujer, Adán y Eva, y como consecuencia, la voluntad humana está en esencia
pervertida por el egoísmo y la soberbia. Por lo tanto, la salvación es
imposible sin ayuda divina. Las tres religiones enseñan lo mismo, que Dios es
sobre todo amor y misericordia y que su objetivo final es la redención de toda
la humanidad. Cuando los individuos se arrepienten de sus faltas, Dios ofrece su
gracia con generosidad; es decir, la salvación considerada como un premio para
quienes no la merecen. En la tradición cristiana, el único mediador o dador de
gracia es el Jesús de Nazaret histórico, considerado como la personificación
humana o encarnación del propio Dios. Jesús ama tanto al mundo que viene a
sufrir su dolor, a soportar su carga, y a transformarlo desde dentro.
Por lo tanto, en el presente
esquema de clasificación, judaísmo, cristianismo e islam pueden llamarse las
tres 'religiones mundiales', es decir, religiones que tienen como ideal la
totalidad de la especie humana.
Otras creencias de carácter
más local se adaptan a la definición de religión, aunque estén más vinculadas
concretamente con determinados esquemas de cultura. Estas creencias surgen de
la comunidad sij en India y el zoroastrismo, la religión de los persas, en
India e Irán. Entre ciertas formas de religión, que ya no se practican, figuran
los cultos de Ra y Osiris del antiguo Egipto y los misterios clásicos del mundo
grecorromano.
4) LOS
CAMINOS DE LA LIBERACIÓN:
En Asia existen ciertos
tipos reconocidos de experiencia espiritual que en Occidente tienen lugar sólo
de una forma casual y con un reconocimiento mínimo de las tradiciones
religiosas oficiales. Estos tipos de experiencia no deberían identificarse
siempre con el misticismo, o el sentimiento de unión con Dios, que puede
producirse en un contexto teístico y religioso. Por lo tanto parece más
apropiado utilizar un concepto como 'caminos de liberación' para describir
estas formas de experiencia espiritual, ya que todas ellas se ocupan de la
emancipación de la conciencia humana de ideas y sentimientos provocados por los
condicionamientos sociales. Es decir, por los propios sistemas de convención
que garantiza una religión, en el sentido habitual del término. Estos caminos,
sin embargo, no deberían ser considerados antirreligiosos, ya que no pretenden
destruir la religión y la convención sino utilizarlas sin verse condicionados
por ellas. Intentan superar el concepto del mundo, adquirido a través del uso
del pensamiento y el lenguaje; consideran que este concepto favorece divisiones
y diferencias y tiende a hacer que las personas desatiendan su inseparabilidad
del universo total. Entre los principales caminos de liberación están los que
aparecen en el hinduismo (de forma muy clara en el vedanta y el yoga), el
budismo y el taoísmo.
A) Hinduismo:
Dentro de la complejidad
cultural del hinduismo, que se puede considerar panenteísta, existen una serie
de darshana o puntos de vista también legítimos, que el individuo puede
adoptar. Los más notables son el vedanta, basado en las doctrinas de los
Upanisad, un conjunto de escritos poéticos; y el yoga, una forma de meditación
que se considera nativa de la India. Tanto el vedanta como el yoga se ocupan de
la liberación del mundo, considerado como una ilusión de realidad.
Lo más frecuente es que
no se estudie el vedanta o el yoga hasta que el individuo ha llegado a la mitad
de su vida, se ha establecido en su casta, que puede ser considerada su rol o
vocación, y está preparado para transmitir sus obligaciones sociales a los
hijos. Por eso el vedanta y el yoga no suelen enseñarse a los niños, como se
hace con las Escrituras y las creencias de una religión como el cristianismo,
sino sólo a los adultos ya disciplinados en los caminos de la sociedad. Estos
caminos implican renunciar en concreto a la propia identidad, abandonar la
tarea de mantener las obligaciones sociales y prepararse para morir, y esto se
explica porque la muerte, cuando le llega a una persona que todavía cree que es
un individuo aislado, se considera una calamidad.
Según el vedanta, la idea
de que el mundo es una pluralidad de cosas distintas es considerada maya
o una ilusión, producto de la forma convencional de pensamiento. Puesto que maya
tiene la significación original de 'medir', el mundo se considera medido o
señalizado por estas divisiones y clasificaciones de la experiencia humana, que
hacen posible las palabras y las ideas. Para describir una curva complicada hay
que medirla como si constituyera una serie de puntos distintos. De la misma
forma, para describir y pensar sobre la naturaleza hay que desglosarla en
unidades o términos manejables; es decir, cosas y acontecimientos. Este
procedimiento, útil en todo caso, sugiere que los acontecimientos son
separables entre sí, que uno podría suceder sin el otro, y que el placer podría
existir sin dolor o la vida sin la muerte. Una impresión parecida predomina
respecto a la separabilidad de las cosas.
El vedanta sostiene que
todas las distinciones son relativas entre sí y que contrarios como el
conocedor y lo conocido, o el sujeto y el objeto, son distinciones tan
indisolubles como las dos caras de una moneda. En otras palabras, el mundo sólo
se puede separar en cosas independientes mediante el pensamiento. En la
realidad concreta el mundo es una unidad inseparable o, de forma más precisa,
una no dualidad, ya que la unidad es también un pensamiento o idea que sólo
existe en relación con la idea de diversidad. El verdadero estado del mundo no
es unidad o multiplicidad. El verdadero estado del mundo es más bien
inmensurable, indescriptible e indefinible.
Un hombre, por lo tanto,
puede reconocer que en su más profunda consciencia (atmán, en hinduismo) no es
ese individuo separado sino un brahman o la indefinible totalidad. Sin embargo
ha sido inducido a considerarse como un ser separado por el necesario carácter
divisivo del pensamiento. No se puede decir qué es el brahman, ya que la
realidad básica del mundo no pertenece a clase alguna a la que se pueda aplicar
una palabra. Aunque un brahman no pueda ser captado en palabras o ideas, puede
sin embargo ser experimentado, y la realización de esta experiencia es la
función del yoga. Esta realización consiste en la llamada unificación de
consciencia; es decir, en la renuncia transitoria de todo pensamiento divisivo
y en el abandono de todas las ideas y conceptos sobre la vida. El mundo podrá
ser experimentado entonces en su estado original, real e inseparable.
Este tipo de experiencia
no significa, como podría suponerse, dejar la mente en blanco, lo mismo que la
realidad concreta de la naturaleza no es la colección de cosas separadas que
concibe el pensamiento, ni un mero espacio vacío. Si el estudioso de las
religiones comparadas fuera a preguntar a un cristiano y a un vedantista por
sus ideas de lo que es real con carácter definitivo, el vedantista quedaría en
silencio o diría lo que no es, mientras que el cristiano describiría los
atributos positivos de Dios, es decir, su amor, sabiduría e inteligencia. El
estudioso podría asumir por lo tanto que este último reconoce un Dios que
existe de un modo demostrable, y el primero un dios que es casi nada en
absoluto.
Se utilizan dos diferentes
modos de hablar para caracterizar experiencias espirituales. La expresión
religiosa se parece a intentar describir el color a una persona ciega diciendo
con qué color podrían compararse, por ejemplo, las variaciones de temperatura.
La vía de liberación intenta al parecer describir a la persona ciega lo que no
es color. Ambas formas de hablar serían válidas. Una religión expresa la
realidad última en términos específicos tales como los del pensamiento y la
imaginación, y de este modo su concepto de Dios queda determinado y definido.
Una vía de liberación dejaría el pensamiento al margen, en favor de la
experiencia directa y del sentimiento, y por esta causa su concepto sería
indeterminado e indefinido.
B) Budismo:
El budismo, la doctrina
de Gautama Buda, surge como un movimiento de clarificación y reforma del
hinduismo.
En muchos aspectos, los
objetivos del budismo son los mismos que los del vedanta y el yoga. Gautama
Buda, sin embargo, evitó dar nombre, incluso el más simple, a aquello que se
considera básicamente real, ya en su aspecto universal en cuanto brahman como en
su aspecto humano, el yo más profundo o atmán. Creía que tales términos eran
transformados en ideas y formas de pensamiento con tanta facilidad que
restarían valor a la experiencia directa. Su doctrina era que las personas
sufren a causa de la avidya, o ignorancia, de la total relatividad del
mundo de las cosas y los hechos. El pensamiento es avidya ya que es un
proceso de ignorancia, es decir, no puede concentrase en ningún aspecto de la
experiencia sin ignorar todos lo demás. Es una forma de contemplar la vida
faceta por faceta y no como totalidad, y conduce a su vez al apresamiento (trishna,
en el budismo) o intento de arrebatar las partes deseables de experiencia del
conjunto; sin embargo, puesto que el bien se halla siempre asociado al mal,
esta separación jamás puede realizarse. Del mismo modo, no se puede
experimentar un sólido sin un espacio circundante, estando espacio y sólido
relacionados entre sí. Abandonar la codicia conduce al ideal budista de
nirvana, que Gautama Buda se negó a definir excepto en términos negativos, como
el vedantista define la liberación.
La doctrina de Gautama
Buda conduce a un malentendido al que vedanta es propenso también: que se puede
buscar la liberación como un escape del sufrimiento o como un permanente estado
de beatitud. Líderes religiosos budistas posteriores, en especial los de la
escuela Mahayana, corrigieron este malentendido señalando que la búsqueda del
nirvana como un escape seguía siendo codicia. Por eso su ideal del individuo
sabio iba más allá del más antiguo concepto hindú de abandono del mundo, es
decir, del mundo social, como preparación para la muerte. Incluía el regreso a
la actividad plena de la sociedad una vez liberado, hasta el punto en que,
libre del miedo, uno pudiera dedicarse a practicar actos de compasión con
quienes siguen en la esclavitud de maya. Sin embargo la doctrina budista
propugna moralidad y piedad, no como un mandamiento sino como una acción
voluntaria, a la que la persona libre se compromete sin esperanza de recompensa
ni temor a recibir un castigo. En el budismo no aparece ningún pensamiento
donde se presente la conducta moral como obediencia a un modelo divino, ya que
considera las normas morales como reglas de gramática, es decir, convenciones
humanas necesarias para la existencia social, aunque sin ninguna autoridad
absoluta.
Aunque Buda no dio nombre
a lo que consideraba realidad absoluta, los maestros budistas posteriores
hablaron del verdadero estado del mundo como sunyata, o 'vacío',
significando más en concreto 'vacío de cualquier característica definible' o
'inclasificable'. Esta actitud filosófica no equivale en sentido alguno al
ateísmo o nihilismo occidentales, ya que lo que está vacío no es la propia
realidad sino cada una de las ideas en que la mente humana intenta apresarla.
C) Taoísmo:
Atribuido a los filósofos
chinos Lao-tsé y Zuang-zi, el taoísmo es la forma específica china de un camino
de liberación. En ciertos aspectos se parece al budismo y esa es la razón de
que se utilizaran términos taoístas en la traducción de textos budistas del
sánscrito al chino. Sin embargo, se aparta más aún que el budismo de los
conceptos occidentales de una religión; debe su origen a filósofos adscritos a
una corriente surgida del fácil de seguir escepticismo filosófico chino, que
estudia la utilidad de la discriminación intelectual y lingüística, y tiene
poco que ver con los dioses, los espíritus o los cultos. Como el vedanta y el
yoga, el taoísmo fue adoptado en general por personas mayores que habían
desempeñado su papel en sociedad según los esquemas básicos de convención
proporcionados por el confucianismo en China. En común con el budismo Mahayana,
el taoísmo permite el regreso del sabio liberado a los asuntos materiales. Su
texto principal, el Tao Tê –King o Daodejing, atribuido a
Lao-tsé, fue escrito como un manual de consejos para los gobernantes.
El verdadero taoísmo,
tal como aparece en las doctrinas de Lao-tsé y Zuang-zi, debe distinguirse con
el máximo cuidado del culto taoísta de adivinación, alquimia y magia, que solo
tiene de taoísta el nombre; es más bien una supervivencia de la religión china
nativa. El taoísmo puro nunca llegó a organizarse y ha seguido siendo la obra
de investigadores y filósofos independientes, tanto en China como en Japón,
durante más de 2.000 años. Considera el universo natural como la operación del
tao, que elude toda comprensión verbal e intelectual. La experiencia del tao
debe realizarse a través de guan ('contemplación silenciosa de la
naturaleza') y de wu-wei ('la ausencia de tensión mental y física'), que
representan el equivalente a la actitud budista del no apresamiento. El taoísmo
subraya con insistencia la unión del individuo y la naturaleza, sugiriendo que
el control del entorno puede lograrse no luchando sino cooperando con él, como
un marinero que cambia el rumbo de su embarcación cuando el viento se pone en
contra. El taoísmo es la filosofía subyacente en el jujitsu, la llamada forma
cortés de defenderse basada en el empleo de la propia fuerza del adversario
para derrotarlo. De la misma forma, enseña que uno debe controlarse confiando,
más que oponiéndose, en los sentimientos e instintos naturales propios,
canalizándolos en la dirección que uno quiera que tomen en lugar de resistirse
a ellos.
5) RELIGIÓN
COMPARADA:
El estudio de las tradiciones
religiosas del mundo coincide con la expansión política y económica de Europa
occidental.
A) Primeros
investigadores occidentales:
Los misioneros jesuitas
del siglo XVII incluían con especial relevancia a los italianos Matteo Ricci en
China y Roberto de Nobili en India, y el español san Francisco Javier en Japón.
En el siglo XVIII se despertó un gran interés entre los investigadores y los
filósofos por las traducciones latinas de textos confucionistas y taoístas
realizadas por los jesuitas. Durante cierto tiempo se idealizó la cultura
china, especialmente por los deístas, que encontraron en ella pruebas para su
tesis de que la moralidad podía crecer sin religión dogmática. Entre los
pioneros en este campo están los filósofos alemanes Johann Gottfried von Herder
y George Friedrich Wilhelm Hegel, y el filólogo británico Friedrich Müller. Su
trabajo lo continuaron el filósofo británico Edward Caird en The Evolution
of Religion (1894) y el teólogo holandés Cornelius Petrus Tiele en Elements
of the Science of Religion (1897-1899). Pero debe destacarse la obra del
filósofo y psicólogo estadounidense William James en Las variedades de la
experiencia religiosa (1902), primer estudio serio de psicología de la
religión.
B) Siglos
XIX y XX:
En los siglos XIX y XX
hubo notables aportaciones especializadas al estudio de la religión comparada
en los trabajos chinos realizados por el investigador francés Noël Julien,
llamado Stanislas Julien, y por el misionero jesuita Leon Wieger; en los
estudios budistas del indianista y filólogo holandés Jan Hendrik Kern y del
orientalista británico Thomas William Rhys Davis; en el estudio del vedanta del
filósofo e investigador de sánscrito alemán Paul Deussen; los estudios sobre
taoísmo y confucianismo del misionero y sinólogo británico James Legge, y en
los estudios relativos a la India del investigador sánscrito sir Monier
Monier-Williams.
Gran parte de la obra
sobre religiones comparadas la emprendieron misioneros que buscaban puntos en
común entre las creencias ajenas y el cristianismo, así como algunas pruebas de
la superioridad espiritual del cristianismo. Los filólogos realizaron otro
trabajo, cuyo interés residía en la forma lingüística más que en el contenido
de los escritos sagrados de otras culturas. Sin embargo, el conflicto
progresivo entre religión y ciencia en el mundo occidental a finales del siglo
XIX y principios del XX tuvo como resultado un general descontento de las
variantes fundamentalistas de la creencia cristiana. Este descontento llevó a
su vez a una actitud más comprensiva hacia el resto de las religiones. En este
siglo, el estudio de las formas de liberación, en particular, ha realizado
importantes avances, ayudado sobre todo por la obra de eminentes investigadores
asiáticos como los indios Surendra Nath Dasgupta y sir Sarvepalli Radhakrisnan,
los japoneses Daisetzu Teitaro Susuki y Junjiro Takakusu, el chino Fung Yu-lan
y el cingalés Ananda Coomaraswamy.
En las tres décadas anteriores
a su muerte, el nombre del historiador de las religiones norteamericano, de
origen rumano, Mircea Eliade se convirtió en sinónimo de los estudios
comparativos. Investigó lo sagrado en creencias, ritos y experiencias
religiosas de todos los pueblos y de todas las culturas.
Religiones
en Formosa:
Iglesia
de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
1) INTRODUCCIÓN:
Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos
Días, grupo religioso fundado en 1830 por Joseph Smith, a quien
en casi todos los países de habla española se le conoce como José Smith. A sus
miembros se los denomina normalmente mormones. En sus primeros tiempos estuvo
integrada por un número relativamente pequeño de miembros, si bien
posteriormente éstos se incrementaron de un modo considerable debido
fundamentalmente a la efectiva actividad de proselitismo que desarrollaron y,
además, a la alta tasa de natalidad que caracterizó a sus seguidores desde los
inicios.
2) CARACTERÍSTICAS:
La Iglesia de Jesucristo
de los Santos de los Últimos Días es un movimiento cristiano. Su doctrina
original se basó en la creencia de que el cristianismo había sufrido un proceso
progresivo de deterioro y corrupción, por lo que era necesario llevar a cabo la
restauración del verdadero Evangelio. Sin embargo, esa restauración hacía
necesaria una nueva revelación de Dios, que entregara las verdades del
cristianismo en una forma pura y que restableciera la divina autoridad
sacerdotal de los antiguos apóstoles. Como se había perdido esa autoridad, sólo
podría recobrarse por medio de un impulso divino. Según esto, la Iglesia de Jesucristo
de los Santos de los Últimos Días es a la vez cristiana y reformada.
a) Doctrina:
Los mormones apoyan y
practican la tolerancia religiosa. Sostienen que todas las religiones contienen
elementos de verdad, por lo que es positivo que existan. Sin embargo, piensan
que sólo la suya cuenta con una verdadera autoridad y con un total
consentimiento divino, por lo que la consideran “la única verdadera Iglesia
viviente sobre la faz de la Tierra”. En este derecho exclusivo sobre la verdad
y en la autoridad que se atribuyen se encuentra la causa de que recorran el
mundo entero predicando sus creencias.
La doctrina de los mormones
se desarrolló a partir de cuatro libros básicos: la Biblia, el Libro del
mormón, Doctrina y convenios (135 revelaciones y otros informes,
editados casi todos por Joseph Smith durante la década de 1830 y los primeros
años de la de 1840) y la Perla de gran valor (1842, una recopilación de
trabajos más breves basados en ciertos documentos hallados en Egipto). Las
verdades que se enuncian en dichos textos, sus Sagradas Escrituras, no pueden
ser reinterpretadas ni aumentadas por sus líderes religiosos, aunque los textos
de Doctrina y convenios sí pueden ser ampliados en el caso de recibir
revelaciones adicionales de inspiración divina.
Algunas prácticas del
movimiento mormón difieren del cristianismo tradicional: la creencia de que el
alma humana existe antes de nacer; la definición de la Santísima Trinidad como
tres seres individuales en las que Dios, el Padre, y Jesucristo son personas físicas
unidas entre sí; y la creencia en que si los seres humanos vivieran plenamente
los mandamientos de Dios, podrían alcanzar un nivel divino en futuras
transubstanciaciones. Algunos estudiosos critican a los mormones por otorgar
demasiada importancia a sus propios profetas. Ante ello, los mormones arguyen
que los apóstoles de Cristo siempre han sido mal interpretados y perseguidos.
Al igual que los anabaptistas y otros grupos restauracionistas, han sostenido
que declaraciones tan básicas como el credo de Nicea (325) representan
desviaciones de la pureza de las enseñanzas originales de Cristo. El movimiento
mormón ha sido reacio a participar en entidades que engloban a distintas
profesiones de fe cristianas, tales como el movimiento ecuménico o el Consejo
Mundial de las Iglesias. Es de destacar, por otra parte, la loable labor
mundial que llevan a cabo sus Servicios Sociales y Ayudas Humanitarias.
b) Estructura:
La Iglesia de Jesucristo
de los Santos de los Últimos Días sigue una estructura jerárquica. Los
participantes de cada congregación individual (rama o barrios) son miembros
seglares que rotan en los puestos. El obispo, que junto con dos consejeros
preside por lo general una rama o barrio, ocupa dicho cargo entre uno y diez
años. Cada rama cuenta con unos 200 puestos, por lo que es muy alta la
participación activa de sus miembros. La mayoría de éstos tiene la oportunidad
de impartir clases, pronunciar sermones, trabajar en servicios de ayuda social
y participar en distintas actividades.
Su organización administrativa
es de tipo vertical. En el nivel superior a la rama o barrio se encuentra el
distrito administrativo, que engloba varios barrios, está presidido por tres
miembros y cuenta con un consejo superior formado por doce personas. Varios
consejos constituyen una región. Si se sigue la estructura jerárquica de la
organización, aparecen las autoridades generales, dedicadas plenamente a este
trabajo. Como todos los miembros elegidos para el puesto de responsables
generales son laicos, no se les puede considerar como burócratas o clérigos
profesionales. Por lo general, los programas y las políticas de acción de esta
confesión están determinados por un organismo central. No obstante, en
ocasiones se alienta a los responsables locales para que manifiesten sus
opiniones y desarrollen personal y localmente los programas de la iglesia.
Entre las autoridades
generales de la iglesia existe un grupo de tres hombres que preside el obispado
y el Primer Quórum de los Setenta, con siete presidentes. Por encima de ellos
existe un grupo que establece las políticas de acción: el Consejo de los Doce
Apóstoles. En la cúspide de esta jerarquía está el presidente de la Iglesia, a
quien con frecuencia se denomina “el profeta”. Este presidente y sus dos consejeros
(que integran la primera presidencia) suelen reunirse con el Consejo de los
Doce Apóstoles, aunque también lo hacen por separado. Los propios apóstoles
eligen a los nuevos. Según ciertos principios de antigüedad, los apóstoles van
ascendiendo en la jerarquía de forma gradual. Cuando fallece el presidente, es
sucedido por el apóstol de mayor edad.
c) Culto
y Actividades:
El culto mormón destaca
por su sencillez. Está compuesto por himnos, oraciones, el sacramento de la
Cena del Señor (celebrado con pan y agua) y sermones pronunciados por miembros
laicos de la comunidad de la congregación. Entre los mormones hay
organizaciones que ofrecen actividades adicionales y servicios para niños,
adolescentes y mujeres. Aquellos miembros que hayan demostrado un nivel mínimo
de obediencia a los mandamientos de Dios van al templo a hacer convenios por sí
mismos o en representación de los antepasados. Los matrimonios entre mormones
devotos son consagrados “en el tiempo y para toda la eternidad”.
Además de por su pujante
sistema de misiones, los mormones son muy conocidos por sus programas de ayuda
social. Su Palabra de Sabiduría es un código de salud que les enseña a no
consumir té, café, alcohol y tabaco. La confesión también sustenta dos
instituciones mundialmente conocidas y que radican en Estados Unidos: el Coro
Mormón, en Salt Lake City, y la Universidad Brigham Young, en Provo, Utah.
3) HISTORIA:
La Iglesia de Jesucristo
de los Santos de los Últimos Días surgió, a comienzos del siglo XIX, en el
marco del auge de revitalización religiosa que recibió el nombre de “segundo
gran despertar”. De acuerdo con el relato de sus adeptos, alrededor de 1820,
cuando Joseph Smith tenía 14 años y vivía con su familia cerca de Palmira
(Nueva York), tuvo una visión de Dios Padre y de Jesucristo en la que le
aseguraron la inexistencia en la Tierra de la verdadera Iglesia.
a) Fundación
de la Iglesia:
Durante la década de 1820,
mientras Smith trabajaba como campesino, fue desarrollando sus ideas
religiosas, inspiradas en revelaciones divinas. Según sus propios relatos, en
1827 se le reveló el lugar donde se hallaba un libro formado por placas de oro.
El libro había estado enterrado en un monte cercano y él lo había hallado
gracias a las indicaciones recibidas de un ángel, el ángel Moroni. En 1830 pudo
averiguar el significado de dichos textos “gracias al don y poder de Dios” y
publicar el Libro del mormón que, según él, constituía un registro de verdades
religiosas de antiguos profetas de diferentes lugares. El 6 de abril de 1830
Smith fundó la comunidad que pronto sería conocida por el nombre de Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Tradicionalmente se dice que la
organización de la iglesia se estableció en Fayette, Nueva York. Durante los
primeros meses del siguiente año su sede central se trasladó a Kirtland (actual
Kirtland Hills, Ohio). De forma simultánea, otro grupo mormón se estableció en
los alrededores de Independence (Missouri), lugar al que, según Smith,
regresaría Jesús.
b) Persecución:
Los mormones no recibieron
una buena acogida en esta zona y muy pronto fueron víctimas de amenazas y de
violentas persecuciones. En 1839 tuvieron que abandonar Kirtland e Independence
para instalarse en Commerce (ciudad situada a orillas del río Mississippi, en
el estado de Illinois, a la que rebautizaron con el nombre de Nauvoo). La
iglesia siguió atrayendo nuevos fieles, muchos de ellos procedentes de
Inglaterra. Para asegurar su permanencia en este nuevo centro, Smith y sus
seguidores lograron un permiso de la asamblea del estado de Illinois para
formar una milicia local, la Legión Nauvoo, que pasó a convertirse en realidad
en un verdadero ejército privado. La colonia de Nauvoo creció sin interrupción,
alcanzando en 1845 una población cercana a los 12.000 individuos.
La hostilidad del resto
de la sociedad hacia los mormones (en los que veía posibles competidores
económicos) se vio intensificada por dos circunstancias: Smith había asumido un
poder absoluto en la región, y comenzó a rumorearse que sus seguidores practicaban
la poligamia. En un principio las autoridades mormonas negaron este último
hecho, pero más tarde lo confirmaron. En 1844 Joseph Smith y su hermano Hyrum
fueron encarcelados en Cartago (Illinois) bajo los cargos de conspiración y de
traición. Al poco tiempo, a pesar de que el gobernador de Illinois les había
prometido seguridad, el populacho incontrolado los asesinó.
Cuando sucedieron estos
episodios, el hijo mayor de Smith, Joseph Smith III, tenía tan sólo 11 años de
edad. El movimiento mormón, que no tenía asegurada la sucesión de su líder,
sufrió una grave escisión. Esta situación cismática se saldó con la aparición
de tres grupos, liderados por Lyman Wight, James J. Strang y William Bickerton.
Posteriormente surgieron más de veinte pequeñas entidades mormonas disidentes.
En 1860, cuando por fin Joseph Smith III decidió asumir la jefatura del mayor
grupo escindido (que residía en el Medio Oeste), nació la Iglesia reorganizada
de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Ésta rechazó la poligamia, así
como algunas innovaciones doctrinales y teológicas formuladas en Nauvoo. La
Iglesia reorganizada fue creciendo progresivamente, y a día de hoy cuenta con
unos 250.000 miembros repartidos por todo el mundo. Tiene su sede en
Independence, Missouri, y en 2001 cambió su denominación anterior por la de
Comunidad de Cristo.
c) Traslado
a Utah:
Mientras tanto, el liderazgo
de la gran mayoría de los mormones había sido ejercido por los Doce Apóstoles.
En 1847, después de guiar a la comunidad en su éxodo desde Illinois hasta la
Gran Cuenca, el líder de los Apóstoles, Brigham Young, fue propuesto y aprobado
como presidente y profeta de la Iglesia. La zona en que se asentaron sería con
el tiempo el estado de Utah, mientras que el enclave que escogieron como centro
se convertiría en la ciudad de Salt Lake City. Con el tiempo se fundaron más de
300 nuevas sedes, que iban desde California a Colorado, y desde México a
Canadá. No obstante, la mayoría de los mormones se concentraron en Utah y, en
menor grado, en los estados vecinos. Pese a esta migración, los problemas de
los mormones no concluyeron. Sus pretensiones de formar una economía
comunitaria en torno a cooperativas fueron consideradas un peligro comercial.
Por otro lado, el hecho de que los mormones orientaran el voto político de toda
la comunidad hacia ciertos partidos despertó un fuerte descontento. Durante los
siguientes 38 años se practicó la poligamia, que había sido reconocida
abiertamente en 1852, aunque era defendida sólo por un grupo minoritario (entre
el 10 y el 20%). A partir de una serie de informes que revelaban una actuación
desleal por parte de los mormones, el gobierno federal envió un contingente de
tropas a Utah en 1857, lo que ocasionó la denominada guerra de Utah (que a
punto estuvo de convertirse en una verdadera catástrofe). Esta actuación
gubernamental fue seguida de toda una serie de esfuerzos legislativos y
judiciales tendente a modificar los hábitos de los mormones, a los que se
conminó en repetidas ocasiones para que respetaran el modelo matrimonial
monógamo. En 1890, finalmente, el entonces presidente de la Iglesia, Wilford
Woodruff, publicó un manifiesto que ponía fin a la poligamia. Pese a que
siguieron existiendo casos de relaciones polígamas y a que un pequeño grupo de
mormones fundamentalistas hizo caso omiso de la amenaza de ser excomulgados y
de ser castigados por el Estado si seguían practicando la poligamia, el
movimiento mormón dio por terminado su apoyo a esta práctica y, poco a poco, se
produjo un proceso de inserción en el sistema de vida del conjunto de la
sociedad estadounidense.
d) Situación
Actual:
En general se considera
a los mormones como una confesión cristiana conservadora y con frecuencia se
los identifica con actitudes protestantes fundamentalistas (véase
Fundamentalismo). Sin embargo, las teologías de protestantes conservadores y de
mormones difieren en cuestiones fundamentales tales como la naturaleza de Dios,
el concepto de Iglesia y la definición de la salvación. Sí tienen mucho en
común, en cambio, en sus posiciones respecto a temas sociales. Los mormones se
oponen al ecumenismo y básicamente están en contra del aborto, del control de
la natalidad y del sacerdocio femenino. Al igual que muchos protestantes, se
consideran a sí mismos una organización opuesta al secularismo y al compromiso
liberal. No obstante, y a pesar de que su tasa de natalidad es más alta que la
media estadounidense, ha descendido de forma notable. Además, en la actualidad
tienen permitido cierto control de la natalidad. Si bien están en contra del divorcio,
en ciertos lugares existe una cierta práctica.
Durante muchos años, la
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tuvo fuertes
restricciones doctrinales respecto a la ordenación de sacerdotes negros. Este
tema tenía una importancia fundamental, ya que a todos los mormones varones,
mayores de 12 años y que alcanzaran ciertos méritos, se les hacía partícipes de
esta ordenación. Dicha política fue modificada en 1978, cuando la presidencia
general estableció que, desde ese momento, la ordenación se realizaría “sin
considerar la raza ni el color”. Por lo que se refiere a la participación de
las mujeres, a pesar de que tienen muchas oportunidades para servir a nivel
congregacional y se les incentiva para que puedan desarrollar sus cualidades y logren
alcanzar una educación superior, no se les permite la ordenación sacerdotal ni
formar parte de la jerarquía eclesiástica.
La Iglesia de Jesucristo
de los Santos de los Últimos Días cuenta en la actualidad aproximadamente con
once millones de miembros, a quienes se conoce también con el nombre de
mormones. Hacia 1990 había aproximadamente cinco millones de mormones en los
Estados Unidos, y en el resto del mundo había otros tantos. Antes de la Segunda
Guerra Mundial la cifra más elevada de conversiones se dio en Estados Unidos,
Gran Bretaña y Escandinavia, pero en los últimos tiempos ha habido notable
crecimiento en países tales como México, en donde había unos 850.000 mormones
en el año 2000, la mayoría convertidos en el último cuarto del siglo. En Corea
del Sur, por ejemplo, no había ningún miembro en 1950, pero en el año 2000 ya
contaba la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días con 71.000
miembros. El fuerte programa misionero que lleva a cabo el movimiento mormón
—unas 60.000 personas dedican sus esfuerzos a esta actividad en todo el mundo—
hace que el número de sus miembros crezca considerablemente. Aunque los
mormones constituyen una fusión poco usual de cristianismo bíblico, pragmatismo
estadounidense, expectativas milenaristas, experimentación económica, política
conservadora, fervor evangélico y una fuerte actividad internacional, esta
confesión se ha convertido en un credo dinámico y con un crecimiento acelerado.
IGLESIA
CATÓLICA APOSTÓLICA ROMANA
1) INTRODUCCIÓN:
Iglesia
católica apostólica romana, denominación de la iglesia
cristiana de mayor importancia e implantación en el mundo. En cuestiones de fe,
sus componentes reconocen la autoridad suprema del obispo de Roma, el papa. La
palabra católico (del griego katholikos, ‘universal’) se utiliza para
designar a esta Iglesia desde su periodo más temprano, cuando era la única
cristiana. Gracias a una sucesión episcopal ininterrumpida desde san Pedro
hasta nuestros días, la Iglesia católica apostólica romana se considera a sí
misma la única heredera legítima de la misión que Jesucristo encomendó a los
doce apóstoles así como de los poderes que les otorgó. Ha ejercido una profunda
influencia en la cultura europea y en la difusión de los valores de ésta en
otras culturas. Tiene gran importancia numérica en Europa y América Latina,
aunque también es considerable su influencia en otras partes del mundo. Al
comenzar el siglo XXI, contaba con 1.083 millones de seguidores (un 17% de la
población mundial).
2) ORGANIZACIÓN
Y ESTRUCTURA:
De acuerdo con la tradición
cristiana primitiva, su unidad fundamental de organización es la diócesis,
asignada a un obispo. La Iglesia católica está integrada por aproximadamente
1.800 diócesis y 500 archidiócesis, las cuales, en la actualidad, no son más
que sedes más distinguidas sin la jurisdicción especial que mantenían antaño
sobre los obispos cercanos. La iglesia más importante de una diócesis es la
catedral, donde el obispo preside la misa y otras ceremonias. La catedral
contiene la cátedra (del latín cathedra, ‘silla’) episcopal, desde donde
el obispo predicaba a la comunidad en los primeros tiempos.
a) El
Obispo:
El obispo posee el oficio
litúrgico más importante de la diócesis. En síntesis, se distingue de un
sacerdote en la capacidad de conferir las órdenes sagradas y de otorgar de
forma habitual el sacramento de la confirmación. El obispo también ostenta el
más alto poder jurídico: tiene derecho a admitir sacerdotes en su diócesis y a
prohibirles el ejercicio dentro de ella; se encarga asimismo de asignar
parroquias u otras tareas a los sacerdotes que están a su cargo. Por lo
general, el obispo delega los problemas administrativos en su vicario, su
canciller u otros funcionarios. En diócesis muy amplias puede recibir la ayuda
de obispos auxiliares.
b) El
Clero:
El clero secular y regular
se encuentra bajo la directa jurisdicción del obispo. No se compone de miembros
de órdenes o congregaciones religiosas, sino de los que han sido incorporados
de una forma permanente a la diócesis bajo la autoridad del obispo local. Lo
forman los sacerdotes de las parroquias y los que en ellas se encuentran
destinados.
Sin embargo, el clero
regular se debe ante todo a sus órdenes o congregaciones, que generalmente van
más allá de las fronteras de una sola diócesis. Mientras trabajen en ella deben
respetar las decisiones del obispo en las cuestiones públicas referidas al
culto, pero disfrutan de una gran libertad en el ejercicio de sus funciones. Lo
mismo puede decirse de las monjas (y también, en su caso, las hermanas) y de
los monjes, que pertenecen a una congregación pero que no forman parte del
clero. Su tarea principal suele consistir en la atención a las escuelas, los
hospitales y otras instituciones de caridad de la diócesis. Desde el Concilio
Vaticano II, los laicos, es decir, los miembros de la Iglesia que no
pertenecen a ninguna orden religiosa, han asumido un papel cada vez más
importante ayudando a los sacerdotes y a los obispos, en especial en temas
prácticos e incluso en el ejercicio pastoral, como la catequesis (formación
religiosa).
c) El
Papa:
El rango de mayor autoridad
de la Iglesia católica apostólica romana es el papa, cuyas resoluciones son
decisivas en cualquier materia. El papa asigna o traslada de diócesis a los
obispos. Aunque éstos ejercen sus poderes gracias a su condición, no pueden
hacerlo de una forma legítima sin el permiso del pontífice. El 15 de septiembre
de 1965, Pablo VI instituyó el Sínodo de los Obispos, un cuerpo
representativo de obispos y otros cargos que puede ser consultado por el papa
sobre asuntos importantes. El primer sínodo se reunió en la Ciudad del Vaticano
en 1967 y desde entonces se ha vuelto a reunir en varias ocasiones. Los sínodos
no deben confundirse con los concilios ecuménicos, solemnes reuniones de todos
los obispos del mundo. La Iglesia católica sólo ha celebrado 21 concilios de
este tipo en toda su larga historia. El último fue el Concilio Vaticano II
(1962-1965). Mientras se reúnen con el papa, los concilios ejercen la autoridad
suprema dentro de la Iglesia.
d) Los
Cardenales:
Los cardenales son los
más altos dignatarios de la Iglesia después del papa. Son nombrados por el sumo
pontífice y forman el Sacro Colegio Cardenalicio. Al morir el papa eligen a su
sucesor en un cónclave. La mayoría de los cardenales son obispos de diócesis
situadas por todo el mundo y otros son jefes de congregaciones sagradas de la
administración papal. El Sacro Colegio Cardenalicio estaba limitado a 70
miembros (6 obispos cardenales, 50 sacerdotes cardenales y 14 diáconos
cardenales). En 2005 el número de cardenales era de 183, y la mayoría había
sido nombrada por el papa Juan Pablo II.
e) La
Curia:
Al papa le ayuda en la
administración de la Iglesia una compleja burocracia denominada curia. De
orígenes remotos, la curia reside en la Ciudad del Vaticano. Hoy está dirigida
por el secretario de Estado, al que informan diferentes oficinas que son
actualmente el Consejo para los Asuntos públicos de la Iglesia y otras 10
congregaciones, tres tribunales, tres secretarías y otros despachos.
f) Iglesia
de Rito Oriental:
Casi todos los miembros
de la Iglesia católica siguen una disciplina, un ritual y un canon
tradicionales que se desarrollaron en los primeros años de la diócesis de Roma.
Sin embargo, otros siguen sus propias tradiciones seculares. Éstos pertenecen a
las Iglesias de rito oriental o Iglesias uniatas, como la maronita, la caldea,
la rutena o la ucraniana. Algunas de estas Iglesias practican la comunión con
vino y pan, el bautizo por inmersión y permiten que el clero contraiga
matrimonio.
3) DOCTRINAS
DEFINITIVAS:
Aunque la Iglesia católica
mantiene algunas doctrinas que la distinguen de otras iglesias cristianas, su
característica más acusada es la amplitud y universalidad de su tradición
doctrinal. La Iglesia católica fija sus orígenes en las primeras comunidades
cristianas y no reconoce ninguna ruptura decisiva en su historia, con lo que se
considera heredera de todo el legado teológico apostólico, patrístico, medieval
y moderno. Aunque pueda parecer que esta universalidad doctrinal carece de
coherencia interna, ayuda a legitimar el término “católico” (universal) que la
Iglesia se atribuye incluso en cuestiones de doctrina. En principio la Iglesia
no excluye ningún enfoque teológico y desde la encíclica Divino afflante
spiritu (1943) de Pío XII ha reconocido de forma oficial los métodos
modernos de exégesis en la interpretación de la Biblia. Su participación en el
movimiento ecuménico desde el Concilio Vaticano II ha hecho que muchos
católicos aprecien el punto de vista doctrinal incluso de los protestantes, que
rompieron con la Iglesia en el siglo XVI.
a) La
Biblia:
Como las otras iglesias
cristianas, la católica tiene en la Biblia el pilar de sus enseñanzas. Este
punto nunca ha sido cuestionado y grandes teólogos como santo Tomás de Aquino
sostienen que “sólo las Escrituras” son la fuente de la teología. Pero incluso
desde este punto de vista muchos teólogos mantuvieron que algunas verdades o
ritos (como el bautismo de los niños), aunque no se describen en las
Escrituras, son válidos por su tradición dentro de la Iglesia. Acordaron además
que las decisiones de la Iglesia, en especial las que toman los concilios
ecuménicos, son interpretaciones auténticas de la doctrina cristiana y por
tanto vinculantes para toda la Iglesia de Cristo.
b) La
Tradición:
Como reacción a la insistencia
protestante durante la Reforma sobre el principio de las Escrituras como única
fuente, el Concilio de Trento afirmó en su cuarta sesión que la verdad
cristiana se encuentra en los “libros escritos” y en las “tradiciones no escritas”.
Aunque en esta decisión se habla sobre todo y casi en exclusiva de la Biblia,
la inserción de la expresión “tradiciones no escritas” se interpretó hasta hace
poco tiempo como la existencia de “dos fuentes” para iluminar la doctrina. Hoy
se debate sobre su sentido, pero su importancia ha sido reducida al haberse
llegado a un acuerdo entre los estudiosos católicos y protestantes: se admite
que los libros del Nuevo Testamento son por sí mismos fruto de varias
tradiciones o escuelas de la Iglesia primitiva.
c) La
Sucesión Apostólica:
En relación con el concepto
teológico de tradición se encuentra la doctrina referente a la sucesión
apostólica, es decir, la transmisión sin interrupción de la función religiosa
desde los tiempos de Jesús hasta la actualidad. La doctrina se encuentra ya en
las Epístolas a los corintios, pero es atribuida, según la tradición, al papa
Clemente I. Existe también en una versión revisada dentro de algunas
confesiones protestantes, pero se sostiene con mayor intensidad dentro de la Iglesia
católica. Se la considera como la fuente de la sucesión de los obispos en su
ejercicio, y de su autoridad y liderazgo. El ejemplo más evidente es que el
papa es el sucesor de san Pedro, elegido por Jesús como la máxima autoridad de
su Iglesia (Mt. 16,16-18). Por tanto, el catolicismo le otorga la misma
autoridad y los mismos dones espirituales en la Iglesia de hoy que en las
primeras comunidades apostólicas.
Implícita en estas creencias
está la idea de que la Iglesia tiene el derecho y el deber de enseñar la
doctrina y la moral cristianas de forma autorizada. La corrección de estas
enseñanzas viene asegurada por la presencia continuada del Espíritu Santo en el
seno de la Iglesia. A efectos prácticos, la teología católica atribuye esta
autoridad a los obispos, al papa y a los concilios ecuménicos. En ciertas
circunstancias, sus enseñanzas se consideran infalibles; la autoridad de la
Iglesia en sus enseñanzas se denomina de modo global como magisterio de la
Iglesia desde el siglo XIX.
d) La
Iglesia:
Dado el énfasis que la
doctrina católica pone en la presencia del Espíritu Santo en la Iglesia, la
teología católica se ha ocupado más de los estudios eclesiásticos que la
teología de otros credos cristianos. Para corregir una concepción demasiado
jurídica de la Iglesia, el Concilio Vaticano II denominó misterio a esta
presencia y favoreció expresiones como “pueblo de Dios” para describirlo. Una
creencia fundamental de la Iglesia católica a lo largo de todos los tiempos es
que el amor y la gracia divina sólo pueden ser transmitidos al mundo a través
de la Iglesia.
e) Los
Santos:
La Iglesia católica favorece
la veneración de los santos y de la Virgen María con más entusiasmo que otras
iglesias occidentales. En 1854, el papa Pío IX proclamó la doctrina de la
Inmaculada Concepción de María y en 1950 el papa Pío XII proclamó su Asunción.
Debido a las críticas que recibe la Iglesia católica por dejar que la
veneración a los santos oscurezca la adoración debida a Dios, la Iglesia ha
intentado limitarla reduciendo el número de santos con días señalados en la
liturgia. Los católicos también creen que pueden ayudar a través de sus rezos y
sus buenas acciones a quienes han muerto sin haber sido purificados de sus
pecados. Esta creencia está muy relacionada con las doctrinas del purgatorio y
de la indulgencia.
4) CULTOS
Y COSTUMBRES:
El culto católico está
sin lugar a dudas centrado en la misa, a la que deben asistir los creyentes
todos los domingos y en algunas celebraciones importantes del año. La misa se
celebra a diario en la mayoría de las iglesias y es una parte esencial de los
matrimonios, los funerales y otros ritos católicos.
a) La
misa:
La misa se compone de
varias partes. Las más importantes son la liturgia del mundo y la eucaristía,
durante la cual se realiza la comunión. Dentro de esta estructura puede haber
muchas variantes en la utilización de la música, la pompa u otros métodos para
hacer el servicio más apropiado a cada oportunidad.
Este potencial para la
variación está ilustrado de forma gráfica en la historia de la misa y en las
diferencias que existen hoy entre el rito romano y el oriental. Los cambios más
radicales realizados en el rito romano fueron los que instituyó el Concilio Vaticano II
en su Sacrosanctum concilium (4 de diciembre de 1963). La tendencia
general de estas modificaciones era la de extirpar las complejidades litúrgicas
de la misa que enturbiaban su objetivo y su estructura general. De todas las
novedades del Concilio ninguna fue más espectacular que la traducción de la
liturgia y de los ritos de la Iglesia del latín original a las lenguas
vernáculas modernas.
b) Los
sacramentos:
La eucaristía es uno de
los siete sacramentos, que son los ritos simbólicos más importantes que la
Iglesia dispensa a sus miembros. Los católicos creen en la presencia real de
Cristo en la eucaristía a través del pan y el vino convertidos en su cuerpo y
su sangre (transubstanciación) y se los anima a recibir la eucaristía en todas
las misas a las que asistan. Los otros sacramentos son el bautismo, la
confirmación, la penitencia, las órdenes sagradas, el matrimonio y la
extremaunción. La teología católica enseña que estos símbolos, instituidos por
Cristo, tienen un efecto espiritual beneficioso sobre el que los recibe al
margen de la fe o la virtud del que los administra (ex opere operato).
La reforma litúrgica del
Concilio Vaticano II modificó el sacramento de la penitencia, restándole
importancia respecto a la confesión de una detallada lista de pecados para
subrayar la naturaleza benefactora del perdón divino obtenido a través del
sacramento. Para enfatizar este propósito, se optó por el término alternativo
‘sacramento de reconciliación’. Además de revisar otros sacramentos, el
Concilio determinó que la extremaunción debe administrarse a cada enfermedad
grave o al llegar a una avanzada edad con el objeto de que no se posponga hasta
el momento de la muerte. Por tanto, ya no deberá llamarse extremaunción, sino
en puridad, unción de los enfermos.
Pese a lo que se cree,
el oficiante del sacramento del matrimonio no es el sacerdote, sino cada uno de
los contrayentes. Según la teología católica, la unión que este sacramento crea
entre dos personas bautizadas no puede ser rota. Sin embargo, existen numerosas
condiciones para que una unión sea válida, por lo que a veces es posible que la
Iglesia declare, tras estimarlo, que un matrimonio ha sido nulo y sin efecto
desde el principio. La anulación, a veces considerada el equivalente católico
del divorcio, se basa en diferentes principios. La Iglesia enseña que el
propósito del matrimonio es el amor mutuo y la procreación.
c) Otras
prácticas:
Los católicos expresan
su fe de muchas maneras además de asistiendo a la misa y recibiendo los
sacramentos. El rosario de la Virgen María, por ejemplo, aún es muy popular. En
las últimas décadas, la obligación de ayunar y de no comer carne en algunas
fechas se ha hecho opcional, pero aún es respetada por muchos fieles. Aunque ha
desaparecido la insistencia histórica de los obispos acerca de que los niños
deben estudiar en centros dirigidos por la Iglesia católica, muchos católicos
lo siguen haciendo, por lo que la Iglesia mantiene una importante red de
escuelas primarias y secundarias, y financia un gran número de universidades en
todo el mundo y un número aún mayor de cátedras de teología. La Iglesia
católica es responsable de forma directa o indirecta de un gran número de
publicaciones que comprenden desde periódicos populares hasta estudios muy
complejos.
d) Cuestiones
contemporáneas:
La Iglesia católica se
ha caracterizado en los últimos tiempos por mantener posiciones inflexibles en
cuestiones polémicas. Desde la encíclica Rerum novarum (1891) del papa
León XIII, los pontífices han denunciado la injusticia de las condiciones
sociales y económicas creadas por las sociedades industrializadas modernas, y
han propuesto soluciones. Han denunciado la guerra nuclear, solicitado de modo
reiterado el final de la carrera armamentística e intentado detener la
explotación de las naciones pobres por las ricas. La protección a los derechos
humanos en el campo social, económico y político ha sido la guía de estas
declaraciones. La llamada teología de la liberación, articulada y defendida por
numerosos intelectuales católicos latinoamericanos, ha intentado encajar estas
preocupaciones en un marco de análisis menos tradicional, apelando incluso a
ideas marxistas.
Desde el Concilio Vaticano II,
la Iglesia ha animado a los católicos a trabajar con miembros de otras
confesiones para alcanzar fines comunes y para reunir a las diferentes iglesias
cristianas. Aunque la Iglesia católica nunca se ha adherido al Consejo Mundial
de las Iglesias, mantiene contactos con esta institución. En reconocimiento a
los valores espirituales de otras religiones, las misiones católicas
posteriores al Concilio han pasado del proselitismo disciplinario y excluyente
a la práctica de un diálogo más respetuoso con esos valores.
En otras cuestiones la
Iglesia ha sido más conservadora y no menos inflexible. La prohibición de los
métodos artificiales de control de natalidad fue reiterada por el papa
Pablo VI en su encíclica Humanae vitae (1968). Este documento
levantó objeciones en círculos teológicos e incluso episcopales, algo insólito
para el pontificado moderno. Aunque su importancia aún se debate, es desde
luego la afirmación más autorizada al respecto dentro de la Iglesia católica,
cuya frontal oposición a las leyes de liberalización del aborto ha provocado
respuestas políticas en contra de la voluntaria interrupción del embarazo en
algunos países occidentales. Aunque la Iglesia permite que las mujeres
administren la eucaristía y realicen otras funciones en circunstancias extraordinarias,
prohíbe que sean ordenadas sacerdotes o diáconos. Para los sacerdotes del rito
romano el matrimonio está prohibido de forma taxativa. El pontificado de Juan
Pablo II no contribuyó a un cambio de postura en estas materias.
5) HISTÓRIA:
Hasta la ruptura con la
Iglesia oriental en 1054 y con las Iglesias protestantes en el siglo XVI
resulta imposible separar la historia del catolicismo de la historia del
cristianismo en general. Sin embargo, la visión de su historia para la Iglesia
está basada en lo que considera su continuidad sin interrupciones desde la
Iglesia del Nuevo Testamento y, en consecuencia, acepta la legitimidad de la
evolución de su doctrina y de su estructura desde entonces. Los grandes cambios
culturales, teológicos y disciplinarios de la historia cristiana no se estiman
por tanto desviaciones de una norma absoluta de la Iglesia apostólica. Se
consideran más bien como la expresión de una forma diferente y más elaborada de
impulsos que ya existían desde su principio.
a) La
iglesia primitiva:
El primer gran cambio
en la historia cristiana fue su expansión desde Palestina hasta el resto del
Mediterráneo en las décadas que siguieron a la muerte de Jesús. En poco tiempo,
el cristianismo adquirió el idioma y el vocabulario filosófico del mundo grecorromano
para expresar y difundir su mensaje, así como los procedimientos y la
organización del Imperio romano. Sin embargo, la característica figura del
obispo ya había aparecido a mediados del siglo II. El reconocimiento de la
Iglesia por el emperador Constantino I el Grande en el 313 consolidó esta
evolución y proporcionó apoyos a la Iglesia en las grandes polémicas
doctrinales de los siglos IV y V que determinaron su ortodoxia. En el siglo V,
el papa León I, obispo de Roma, reclamaba y ejercía hasta cierto punto la
primacía sobre congregaciones cristianas de otros lugares.
b) La
iglesia medieval:
La caída del Imperio romano
de occidente y la incorporación de los pueblos germánicos a la Iglesia tuvieron
un gran impacto en todos los aspectos de la vida religiosa general, incluida
una disminución del poder episcopal entre los siglos VII y XI. Bajo la
dirección de un Papado reformado a finales del siglo XI se restauraron los
derechos episcopales en medio de la amarga Querella de las Investiduras que los
papas sostuvieron frente a varios emperadores. Como resultado de esto, el
Papado emergió como el dirigente reconocido de la Iglesia de occidente. El papa
disponía además de una curia cada vez más centralizadora y eficiente. El
Derecho canónico fue revitalizado y puesto en práctica, enfatizando el papel
del pontífice en el gobierno de la Iglesia. Estas transformaciones, sumadas a
las Cruzadas, hicieron que la reconciliación con la Iglesia oriental, después
del Gran Cisma de Occidente (1054), fuera más difícil.
c) El
periodo moderno:
En parte como reacción
a los cambios que nacieron de la Querella de las Investiduras, la Reforma
protestante estalló en pleno siglo XVI. La Iglesia católica respondió con la
Contrarreforma, reafirmando las tradiciones que se habían implantado con el
tiempo y en particular los elementos más atacados, como la teología
escolástica, la eficacia de los sacramentos y la primacía del papa.
Los ataques que la Iglesia
recibió de la Ilustración y de la Revolución Francesa condicionaron la posición
defensiva que el catolicismo mantuvo hasta mucho tiempo después. El Concilio
Vaticano II intentó suavizar esta actitud. Aunque los cambios que este
Concilio introdujo originaron una considerable confusión durante algunos años,
la Iglesia católica mantiene su estabilidad y se expande en muchas regiones del
mundo.
Adventistas
1) INTRODUCCIÓN:
Adventistas, miembros de uno de los
tantos grupos protestantes que tienen un énfasis especial en la doctrina de la
inminente segunda venida de Cristo. Bajo el liderazgo del predicador baptista
estadounidense William Miller, fue cuando el adventismo recibió un apoyo más
fervoroso y se estableció claramente sus márgenes y normas. Miller y sus
seguidores, conocidos en un principio como milleristas, proclamaban que la
segunda venida de Cristo sería entre el 21 de marzo de 1843 y el 21 de marzo de
1844. El fracaso de esta predicción recibió el nombre de La Primera Desilusión,
y condujo a que muchos seguidores abandonaran el movimiento. Se puso después una
segunda fecha para la tan esperada venida de Cristo: el 22 de octubre de 1844.
Incluso muchos adventistas, preparándose para el acontecimiento, se deshicieron
de todos sus bienes. Para pesar suyo, aquel día transcurrió con absoluta
tranquilidad y no sucedió lo esperado, por lo que el movimiento fue
ridiculizado con dureza y muchos de sus seguidores volvieron a sus antiguas
iglesias tras haber perdido la fe sin remisión. Los que siguieron dentro del
movimiento se dividieron en cuatro grupos que continuaron prosperando.
2) ADVENTISTAS
DEL SÉPTIMO DÍA:
Dentro la comunidad general,
el grupo más numeroso es el de los adventistas del Séptimo Día. Es una
organización de crecimiento sostenido, debido sobre todo al incremento de sus
fieles en los países en vías de desarrollo. Según los últimos cálculos, la
secta cuenta con casi quince millones de miembros en más de 200 países del
planeta. La Iglesia se formó entre los años 1844 y 1855, bajo la guía de tres
milleristas, Joseph Bates y James y Ellen White. Aunque no se estableció
formalmente sino hasta el año 1863. Dentro de la teología de esta Iglesia,
cuentan con dos principios fundamentales: creen en la segunda venida de Cristo
como un hecho concreto y visible; este retorno debería producirse a corto
plazo, pero sin una fecha exacta. También mantienen la observancia del sábado.
Para los miembros de esta Iglesia, la Biblia constituye la única autoridad
religiosa, por lo que tienen una especial fe en ella y en la interpretación
literal de sus pasajes proféticos. Sostienen que la gracia divina por sí sola
es suficiente para lograr la salvación; administran el bautismo por inmersión y
practican el lavado de los pies, para mantener de este modo, una semejanza con
respecto a la práctica de la Cena del Señor.
En vista de que el cuerpo
humano es considerado como el templo del Espíritu Santo, los adventistas del
Séptimo Día ponen especial énfasis en todo lo referente a la salud, evitan
comer carne, y reprueban el uso de cualquier clase de estimulantes o
narcóticos. Tienen a su cargo el mantenimiento de más de 360 hospitales y
clínicas en el mundo. Esta organización también cuenta con programas
educativos, misiones, y proyectos filantrópicos, auspiciados por un sistema de
donaciones voluntarias (cada fiel entrega el 10% de sus ingresos) y por
ofrendas al libre arbitrio de cada cual. Existen miembros activistas de esta
Iglesia en todo el mundo, quienes editan publicaciones de la secta en más de
197 idiomas y dialectos. Dentro del conjunto de las iglesias protestantes, ésta
maneja uno de los sistemas educativos más importantes del mundo.
3) OTRAS
IGLESIAS ADVENTISTAS
La Iglesia adventista
cristiana, conocida en un principio como Asociación Adventista Cristiana, y
luego como Conferencia Adventista Cristiana, fue creada el año 1860 en Salem,
Massachusetts, Estados Unidos. Predicaba la doctrina de la “inmortalidad
condicional”, de acuerdo con la cual, la persona muerta se mantiene en un
estado de inconsciencia hasta su resurrección. Esta resurrección sería posible
sólo después de la segunda venida de Cristo, después del milenio. La Iglesia
cumple con los sacramentos del bautismo por inmersión y la Cena del Señor. Pese
a que están organizados en grupos a escala regional y otros a escala central
(el grupo central es la Conferencia General Adventista Cristiana de América),
cada iglesia se gobierna de forma independiente. Según las últimas
estadísticas, el número de miembros en Norteamérica bordea los 50.000. La
Iglesia también auspicia trabajos de misiones en México, Malasia, Japón, India
e islas Filipinas. El año 1964 la Iglesia cristiana adventista se fusionó con
la Unión Adventista y de Vida, fundada en 1848.
La Iglesia de Dios (fe
abrahámica) se desarrolló a partir de la coalición de varios grupos más
pequeños unidos por el mismo credo (algunos núcleos datan del año 1800).
Algunos de ellos ya se habían unido en 1888 bajo el nombre de la Iglesia de
Dios en Jesucristo. A pesar de esto, las iglesias no comenzaron a funcionar con
unidad sino hasta el año 1921, en el que se celebró una conferencia nacional y
se adoptó oficialmente el nombre de la Iglesia de Dios de la Fe Abrahámica. El
hecho de que acepten las enseñanzas de la Biblia como la única e incuestionable
autoridad religiosa, se debe a la interpretación literal que de ella hacen con
respecto al reino de Dios. Es básica la creencia de que la segunda venida de
Cristo será antes del reino milenario de Dios, tal como fue anunciado en el
Libro de la Revelación 20:1-6. Los miembros de esta Iglesia, viven en la
creencia de que los muertos están simplemente sumidos en un sueño profundo, del
que resucitarán tras la segunda venida de Cristo. Las exigencias para ser
aceptado en esta Iglesia son las siguientes: la aceptación de las doctrinas
antes expuestas, el arrepentimiento y la purificación por medio del bautismo
por inmersión. Cada iglesia funciona de forma autónoma, y según las últimas
estadísticas, cuentan con aproximadamente 20.000 miembros en todo el mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario